Esta semana que paso se realizo a iniciativa de una universidad local, el Foro denominado “Potencialidad Regional y Ordenamiento Territorial”, espacio que busca priorizar la calidad de vida de las actuales y futuras generaciones de la región con articulación macroregional, y que garantice el uso racional y equitativo de nuestros recursos naturales y ambientales. Uno de los temas tratados fue el de la “Minería y Sostenibilidad Regional”, en dicho evento tuve la oportunidad de ser uno de los panelistas invitados, por lo que en éste articulo explicare el sentido de mi intervención.
Primeramente habría que explicar el concepto de desarrollo sostenible para luego ver si éste es compatible con la actividad minera. El concepto clásico considera que el “desarrollo sostenible” es aquel que satisface las necesidades de la generación presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras, para satisfacer sus propias necesidades. Encierra en sí dos conceptos: a). El concepto de “necesidades”, en particular las necesidades esenciales de los pobres, a las que debería otorgar prioridad preponderante; b).- La idea de limitaciones impuestas por el estado de la tecnología y la organización social, entre la capacidad del medio ambiente para satisfacer las necesidades presentes y futuras.
La actividad minera es extractiva, por lo tanto son recursos naturales no renovables, lo que nos llevaría sostener que la minería no es una actividad sostenible. Hay que reconocer sin embargo, esta actividad constituye la base sobre la cual se genera la infraestructura a partir de la cual puede desarrollarse una actividad económica sostenible, que considere los aspectos económicos, sociales y ambientales y que a su vez sea viable, soportable y equitativo, solo así será sostenible. En teoría la minería necesita que en lo económico sea generadora de riqueza para todos, que desarrolle infraestructura y tecnología, que articule cadenas productivas para proveer bines y servicios. En lo social que genere empleos bien remunerados con seguridad y salud ocupacional, que sea integradora de nuevos sectores a la actividad minera especialmente la agricultura, promotores de la educación y salud en sus áreas de influencia, que sean buenos vecinos de las comunidades circundantes. En lo ambiental que sean protagonistas en el cumplimiento de la legislación minero ambiental, que sean lideres en buenas prácticas ambientales con eficiencia y eficacia, que estén comprometidos fuertemente con la protección y conservación del medio ambiente, que estén comprometidos con cuidado de la flora y fauna y principalmente que no contamine las fuentes y curso de las aguas.
En la realidad tenemos que la minería en la región Arequipa está centrada principalmente en oro, cobre, hierro, molibdeno, plata, sílice, boro etc. Cerca del 50% del territorio regional se encuentra concesionada o tramite para minera metálica y no metálica. Esta actividad se divide en 2 grandes áreas, la minería formal y la minería informal. ¿Podemos hablar minería sostenible cuando cerca de 30 mil personas en Arequipa se dedican la minería informal e ilegal? ¿Solo la minería formal podría ser sostenible? ¿La nueva Ley de interdicción de la minería informal será suficiente?.
De otro lado tenemos que la minería formal tiene en cartera proyectos de inversión en el corto y mediano plazo de aproximadamente de 5280 mil millones de dólares, solo la inversión de la ampliación de la Unidad de Producción de Cerro Verde es cercana a los 4 mil millones. Pero se necesita que en paralelo se haya desarrollado y ampliado la capacidad de generación eléctrica en cerca de 500 megavatios, es este el punto débil, porque no hemos desarrollado en los últimos años esa capacidad adicional, lo que pondría en riesgo esas potenciales inversiones mineras.
Por el lado la percepción ciudadana ha generalizado la idea que la minería es sinónimo de contaminación ambiental, donde no se respeta el medio ambiente, donde se afecta las áreas naturales protegidas, donde el dilema es agricultura versus minera, donde la principal fuente de conflictividad social está por el rechazo y oposición a los nuevos proyectos de inversión minera, donde los compromisos adquiridos no se cumplen o respetan.
Igualmente hay que tener presente que los presupuestos del Gobierno Regional y de las municipalidades provinciales y distritales se han vuelto cada vez más dependientes de los ingresos obtenidos por el canon minero, las regalías y el derecho de vigencia. ¿Qué va a pasar cuando se agoten los recursos mineros y no se concreten los nuevos proyectos de inversión minera en cartera? ¿Qué va a pasar cuando bajen de precio los minerales? ¿Qué se debería hacer para garantizar que el canon minero se constituya en una verdadera palanca para el desarrollo local y regional? ¿Se seguirá utilizando el canon minero para obras intranscendentes y de poco impacto?.
Para empezar podríamos ir avanzando en cambios en la gestión y en el manejo de los recursos provenientes del canon y regalías, para lo cual se requiere mayor transparencia en la asignación y el uso de los recursos transferidos desde el Gobierno Central, se necesita apoyo a las capacidades locales, en especial en gestión pública, elaboración de proyectos y vigilancia ciudadana, mayor coordinación entre las instituciones involucradas, donde se incluya a las propias empresas mineras y la población organizada, mayor responsabilidad, tanto empresarial como gremial, y la de los propios partidos políticos, a la que pertenecen las autoridades locales o regionales, que no vigilan el desempeño de sus partidarios, luego que estos son elegidos democráticamente. Finalmente así como están las cosas se podría hablar que la minería se mueve entre el Desarrollo Sostenible y el Desarrollo Insostenible.