En nombre de la descontaminación del rio Chili

La cuenca del rio Chili abarca un área aproximada de más de 15 km2. El rio dio sustento y origen para que los primeros pobladores de Arequipa se ubiquen en sus riberas y luego con la llegada de los españoles se funde la ciudad. Sin embargo con el crecimiento poblacional en los últimos años aparece que uno de los problemas ambientales más graves que afecta la ciudad de Arequipa, es la severa contaminación orgánica del rio Chili, ocasionada principalmente por la descarga de aguas servidas sin tratar, a través de los colectores de Alata, Huaranguillo y Tiabaya. Así lo señaló el Informe Final del año 2003, presentado por el Grupo Técnico sobre las Aguas Servidas de la Región Arequipa, el mismo que fue creado por el fenecido Consejo Nacional de Ambiente.

En el citado Informe contiene datos reveladores: a). El 90 % de las aguas servidas son evacuadas sin tratamiento directamente al río Chili, ello representa 1200 litros por segundo; b). Existen más de 40 puntos de vertimiento de menor caudal, que a lo largo del río Chili, que descargan sus efluentes sin tratar; c). El contenido de Demanda Bioquímica de Oxigeno en el río Chili, supera los valores establecido en la ley; La presencia de Coliformes Fecales y Totales en el río Chili, supera largamente los Estándares de Calidad Ambiental para agua superficial; d). En las aguas servidas de la ciudad de Arequipa se detectaron los siguientes parásitos: Entamoeba hystolytica, Giardia lamblia, Ascaris lumbricoides, Hymenolepis nana, Isospora hominis, Strongyloides stercoralis, Trichuris trichiura, Isopora belli, Salmonella y Shiguella; e). La actividad agropecuaria de cerca de 16 mil hectáreas, especialmente la ubicada aguas abajo de los colectores de aguas servidas, está siendo seriamente afectada por el creciente rechazo de los productos agrícolas, debido a la presencia de patógenos en los cultivos.

Las principales fuentes de contaminación del rio son los 5 colectores de la empresa SEDAPAR, la cual descarga los desagües al cauce del Chili sin ningún tratamiento, ello determina que entre el sector Alata y el puente del Diablo en el distrito de Uchumayo se considere como la zona más crítica. Esta contaminación empieza en la Escuela de Suboficiales de la Policía, que se ubica en Charcani, continua con los restaurantes, urbanizaciones, hoteles, hasta un club social, que se ubican en la margen derecha del río. Todos carecen de conexión a la red de desagüe y poseen vertimientos directos al río.

La contaminación ha alterado significativamente el ecosistema del río. Se tiene que antes allí habitaban en sapos, ranas, palomas, gavilanes, mariposas, pejerreyes, bagres etc. Pero toda esa fauna desapareció. El impacto más peligroso de la contaminación se da en la producción agrícola, así por ejemplo se tiene que en cultivos de tallo bajo existen unidades formadoras de coliformes fecales superiores a los permitido legalmente. Ello ha generado en el pasado, perdidas por devoluciones de la producción agrícola, principalmente cebollas y ajos. Pero el problema no sólo está en la contaminación de las aguas del rio Chili, sino también en que no se está respetado el caudal ecológico del río, en época de estiaje, que ha determinado la destrucción del monte ribereño.

El tratamiento de las aguas servidas de la ciudad de Arequipa es por lo tanto una tarea que tiene que ser abordado de manera urgente y prioritaria por las autoridades locales, regionales y nacionales, sin embargo pese a la gravedad del problema, tenemos que no se visibiliza solución en el corto o mediano plazo. Se señala que la legislación vigente dificulta esa pronta solución, por ello intentaremos deslindar esas competencias y responsabilidades frente a la contaminación.

Es bueno recordar lo establecido en inciso 22).- del artículo 2º de la Constitución Política del Estado, toda persona tiene derecho: “… a gozar de un ambiente equilibrado y adecuado al desarrollo de su vida”. El Tribunal Constitucional, en reiteradas sentencias ha señalado “… el derecho a gozar de un medio ambiente equilibrado y adecuado, comporta la facultad de las personas de poder disfrutar de un medio ambiente en el que sus elementos se desarrollan e interrelacionan de manera natural y armónica. El Estado tiene el deber de efectivizar su plena vigencia, así como prever los mecanismos de su garantía y defensa en caso de trasgresión”.

Mientras la contaminación del rio Chili continúa y se profundiza, algunas personas e instituciones públicas y privadas, vienen desarrollando y/o ejecutando proyectos de investigación, sensibilización, capacitación, motivación, difusión, exposiciones fotográficas, realización de caminatas y cabalgatas, entre otras actividades, sobre la descontaminación del rio Chili. Como lo señala un interesante reporte de la Defensoría del Pueblo de hace 4 años, el rio Chili está sobre estudiado, analizado y evaluado, necesitamos acciones y resultados concretos que por lo menos mitiguen en algo la contaminación, que se sancionen a los contaminadores, que SEDAPAR asuma su responsabilidad, que se construya la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR). Basta de seguir gastando inútilmente recursos públicos y privados en nombre de la descontaminación del rio Chili, hay que ponerle cascabel al gato. Más transparencia, eficiencia y eficacia.