Cada vez con más beligerancia se escuchan voces de protesta en contra de la contaminación ambiental, igualmente se exige ser considerado como área de impacto de los proyectos mineros. Estos reclamos van condicionados de un pedido concreto de beneficios económicos (dinero), como una forma de compensación y/o resarcimiento por los supuestos daños ocasionados en el medio ambiente y por la explotación de los recursos naturales, ya que se entiende que las poblaciones cercanas a un proyecto son los propietarios de dichos recursos. Se denuncian por líderes de pies de barro, supuestos hechos de contaminación ambiental sin ofrecer pruebas al respecto o evidencias, se chantajea e intimida a autoridades e instituciones para que acepten sus pedidos, se manipula y desinforma groseramente, bajo las banderas de una seudo defensa del medio ambiente y los recursos naturales.
La crisis ambiental actual a nivel mundial, identifica que el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad y la contaminación, son las principales responsables de deterioro del medio ambiente, pero esta situación se da principalmente por el significativo incremento de la población, los exagerados estilos de vida y consumo, así como la sobreexplotación de los recursos naturales superan la capacidad de absorción de la naturaleza, generando un desequilibrio.
En el libro “Historia del Concepto Desarrollo Sustentable”, Naina Pierri (Socióloga y docente de la Universidad Federal de Paraná, Brasil), explica que el genuino movimiento ambientalista tiene raíces en diferentes tradiciones del pensamiento surgidas en el siglo XIX. Estas raíces están en la crítica naturalista a la destrucción infringida a la naturaleza por la Revolución Industrial, y en la crítica social levantada contra los efectos sociales negativos de la industrialización y la colonización.
La “crítica naturalista” se sustenta en higienismo, que reclamaba mejoras sanitarias en las primeras ciudades industriales, frente a las deterioradas condiciones de vida de los trabajadores y la propagación de enfermedades a las otras clases sociales. El naturismo, que se proponía la restauración de una forma de vida natural como medio de recuperar la unidad perdida entre humanidad y naturaleza por medio del cambio de conductas individuales. El conservacionismo que se plasma en las primeras asociaciones nacionales e internacionales proteccionistas de especies animales y espacios naturales.
La “crítica social”, que es fundamental para comprender el ambientalismo actual más comprometido con la dimensión social de la sustentabilidad, y con los países y sectores pobres, es suficientemente conocida y no se restringe al campo específico de lo ambiental.
Por el lado de la Constitución Política del Perú y la Ley General del Ambiente, se recoge e incorpora la tutela del derecho fundamental de toda persona a vivir en un ambiente saludable, equilibrado y adecuado para el desarrollo pleno de sus capacidades vitales, así como el deber del Estado y de todos sus ciudadanos de promover una gestión ambiental efectiva que comprenda la salud de las personas y el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales. Un elemento clave es la gestión del medio ambiente, que se orienta a la prevención, el control y la vigilancia para evitar la degradación y contaminación ambiental. La lucha por un medio ambiente sano y saludable es irrenunciable, pero tiene que hacerse con las herramientas democráticas de un estado de derecho, que tenga a su base la información oportuna y confiable, la participación ciudadana en la toma de decisiones, la tolerancia y respeto a las diferencias. Todo ello desde una perspectiva de desarrollo sostenible.
El reclamo y protesta de la población tiene sustento en cierta forma, el problema está en la manera como se dirige y canaliza ese justo reclamo. Ahí entran a tallar los liderazgos de los seudo ambientalistas, que solo buscan el protagonismo mediático y obtener beneficios económicos y/o personales, a cambio de la supuesta contaminación ambiental denunciada. La defensa del medio ambiente es solo un pretexto en donde también se esconden intereses subalternos de organizaciones de todo tipo, incluyendo las periodísticas por cierto.